En 2014, Guerreros de Bogotá conformó uno de los equipos más fuertes del baloncesto colombiano en la historia reciente, con jugadores muy reconocidos a nivel internacional como Calvin Warner y Kyle Lamonte, y estrellas locales como Stalin Ortiz, Gianluca Bacci y John Hernández.
En la final estaba al frente Cimarrones del Chocó, un equipo con mucho menor presupuesto, pero que contaba con el importante apoyo de su gente y un proyecto serio de la mano de Edgar Moreno, capitán y dirigente del equipo.
El conjunto del Chocó dio una de las sorpresas más inesperadas de la historia y se alzó con el título frente a su potente rival en condición de visitante. En charla con Edgar Moreno recordamos una de las finales más emocionantes en la historia de la Liga de Baloncesto Profesional
¿Cuál fue la clave para vencer a uno de los equipos con mayores presupuestos en la historia reciente en el baloncesto colombiano y que tenía jugadores de primer como Calvin Warner y Kyle Lamonte?
E.M.: Ellos eran el equipo con mayor presupuesto y nosotros el de menos presupuesto. Aprovechamos nuestra ‘caldera’ y con nuestra intensidad defensiva fluía la ofensiva con el juego rápido. La base de colombianos nos conocíamos de hace mucho tiempo y fue lo que nos sirvió para marcar diferencia.
¿Cómo es jugar en la Caldera y por qué es tan difícil para los visitantes?
E.M.: Muchos jugadores han querido jugar en Chocó porque la gente apoya mucho a Cimarrones. Nunca hemos visto el pueblo tan unido como cuando juega Cimarrones. Desde ahí inicia la sensación, con el público cerca al escenario. Antes, el coliseo era más cerrado y los jugadores sentían a los aficionados están encima de ellos. El ambiente es muy bueno cuando el coliseo está lleno. Se siente la alegría, la chirimía, la gente bailando, la gente gozando y es una fiesta total con ese sexto hombre, que es el público.
¿Cuál fue el momento más difícil de la final frente a Guerreros?
Se iba perdiendo el segundo juego en casa por 21 puntos. Le dije a los compañeros que si no ganábamos iba ser difícil ir a Bogotá a competir y que ese era el juego que podía definir el campeonato. El mensaje fue entendido por los jugadores y salimos convertidos para la segunda mitad. Le ganamos a Guerreros por 6 puntos.
¿Cuál fue la clave para conseguir ese título?
E.M.: Nosotros éramos conscientes que si llegábamos a la final tenía que ser nuestra. Tuvimos una pretemporada muy buena y nos sirvió demasiado para prepararnos. La serie con ellos la perdimos en la temporada, pero nos quedaba esa revancha en mente. Queríamos jugar esos dos partidos en casa y sabíamos que en Bogotá teníamos que ganar uno de los tres que quedaban y fue el quinto.
Nosotros teníamos un equipo competente con extranjeros como Camontae Griffin y Randall Hunter, que el año siguiente fue a Guerreros por su notable nivel y capacidad anotadora, pero se lesionó la espalda. Camontae se fue a Argentina a jugar a Lanús gracias a la vitrina que fue Cimarrones. Él venía jugando en Caribbean Heat, pero con nosotros tuvo la oportunidad de estar en un equipo más experimentado. Era un jugador muy rápido y nos daba explosividad.
A pesar de que la serie se cerró en Bogotá tuvieron mucho apoyo de la colonia chocoana en la capital, ¿qué recuerda del quinto partido?
E.M.: Los dos primeros partidos en Bogotá hubo mucho apoyo pero en el quinto partido casi que colmamos El Salitre. A pesar de que la entrada era costosa, la gente con orgullo pagó su boleta para apoyar.
En el minuto final íbamos arriba por 3. Randall anota 2 tiros libres y tomamos ventaja de 5. Luego Lamonte mete 2 tiros libres y vuelve la diferencia de 3. Tenemos una perdida en la siguiente posesión, pero no encestan y le hacen falta a Griffin, él mete uno de los tiros libres. Luego Lamonte pierde una pelota y en la última jugada hacemos una trampa al portabalón, logramos el robo y ganamos por dos puntos.
Luego ya vimos la gente en la cancha saltando de la emoción algo muy poderoso de lograr y más de visitante.
Quiénes estuvieron en el recibimiento dicen que ha sido una de las fiestas más grandes en la historia de Chocó, ¿cómo fue este evento?
E.M.: Impresionante, nunca había visto una caravana más grande en el departamento, llegó gente de todos los municipios. Éramos el ejemplo y fuimos noticia nacional e internacional y más al ganarle a un equipo como Guerreros.
Fue un pequeño venciendo a un grande y le dio esperanza al pueblo chocoano de que sí podemos y nos dio la fuerza para continuar. El recibimiento me hizo reforzar que esto es un gran proyecto porque le da esperanza a la gente.
Otro hecho histórico para Cimarrones fue su participación en la Liga Sudamericana de Baloncesto 2017 cuando llegaron hasta la semifinal, ¿cómo lo lograron?
E.M.: La disciplina y las ganas de salir adelante son más importantes que el dinero. Siempre con una base sólida de colombianos y pensando más allá. En el 2017 fuimos campeones y nos abrimos la puerta para el primer torneo internacional en Chocó que fue la Liga Sudamericana. No tuvimos tanto apoyo del público pero nos abrió la puerta para tener visibilidad a nivel profesional y clasificamos a una segunda ronda siendo el Chocó y con presupuesto muy inferior al de nuestros rivales más fuertes.
¿Qué perspectivas tiene el equipo de cara a la posible realización del torneo en el año 2020?
E.M.: Nosotros agradecemos al Ministerio del Deporte por el apoyo brindado por primera vez. Es la primera vez que el Estado nos apoya. El público siempre ha sido nuestro principal apoyo por lo que eso complica un poco más las cosas debido a que no vamos a tener el ingreso de la taquilla. El apoyo del Ministerio es en la parte de la organización, pero nos hace falta definir el presupuesto para el tema de la nómina.
Usted viene realizando estudios en Seúl, Corea, en gerencia deportiva gracias a una beca, ¿Cómo va este proyecto?
E.M.: Inicie en 2018 en Global Sport Management. Dura 17 meses, el primer semestre lo hice allá y los otros a distancia. Este año fui a continuar pero a raíz de la pandemia me regresé y sigo con clases virtuales y espero completarlo en diciembre.
¿Qué ha aprendido en este proceso?
E.M.: Los países asiáticos siempre están adelante a nivel deportivo y tiene excelente desempeño en los Juegos Olímpicos. Esta fue la oportunidad para aprender de la cultura y las experiencias de allá y ver la disciplina, preparación y coraje para salir adelante.
Escogen 20 países y ya vamos tres colombianos que hemos participado y es una maestría internacional con 15 profesores que son no solo de Corea, sino también internacionales. Es importante tener ese conocimiento y la idea es brindar la experiencia en Colombia.
Con 38 años y tanto kilometraje compitiendo a nivel nacional e internacional, ¿contempla el retiro?
E.M.: Mentalmente uno puede, pero físicamente pega mucho por lo que quiero dejar esa imagen del gran jugador y dar un paso a nivel competitivo profesional.